El poder de un pensamiento reside principalmente en lo que puede desencadenar.
Veamos el proceso desde la idea hasta la acción.
Un ejemplo claro, aunque no digno de imitar lo podemos ver en el caso de Judas. Pensó, habló y luego actuó traicionando a Jesús. Pero todo se originó en un pensamiento.
Mateo 12:33-37 – Las palabras son la expresión de lo que abunda en nuestros corazones.
Marcos 7:14-23 – De adentro salen muchas cosas que nos contaminan.
Santiago 1:6-8 – La inconstancia o doble ánimo quiere decir que tenemos el corazón dividido entre dos cosas.
«No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.»
1 Corintios 15:33 (RV60)
Proverbios 18:20-21 – Hay poder en nuestras palabras.
Santiago 1:13-15 – Un pensamiento produce palabras y las palabras producen hechos o acciones.
Romanos 12:2 – Todo empieza por la renovación de la mente, un cambio en nuestra manera de pensar.
1 Corintios 2:16 – Debemos creer que realmente tenemos la mente de Cristo.
Filipenses 4:8 – Concentrar nuestros pensamientos en todo lo bueno…
Efesios 4:29 – Cuidar nuestras conversaciones.
Juan 12:49-50 – Nuestras palabras deben estar sincronizadas con la Palabra de Dios.
Juan 8:29 – Siempre debemos actuar para agradar a Dios.