El río del Espíritu de Dios está fluyendo en nuestro tiempo, ahora aprendamos cómo entrar y permanecer en ese río de gloria. El paso inicial: entrar hasta mis tobillos.
El hombre salió hacia el oriente con una cuerda en la mano, midió quinientos metros y me hizo cruzar el agua, la cual me llegaba a los tobillos.
Ezequiel 47:3
Como fundamento podemos establecer que Dios no se va a ajustar a nosotros, somos nosotros quienes debemos alinearnos a la voluntad y formas de Dios para acceder a Su realidad.
No producimos el río de Dios, entramos en el.
¿Cómo nos preparamos y damos el salto para entrar en el río del Espíritu?
Si no mueres a ti mismo, en la gloria corres peligro de muerte en toda área.
Esto fue lo que enseñó Jesús:
Dirigiéndose a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.Lucas 9:23-24
Ciertamente les aseguro que, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo. Pero, si muere, produce mucho fruto.
Juan 12:24
Puedes ver Daniel 9 allí el profeta se arrepiente buscando la restauración de Israel en su época.
El arrepentimiento y la rendición son el pan de cada día de quien realmente tiene temor de Dios.
Morir a mi mismo no es sólo cambiar costumbres o hábitos externos. No es solo adoptar una forma de vida con hábitos cristianos.
Morir a mi mismo es cambiar de corazón, es cambiar por dentro y ser transformado de dentro hacia afuera. Clic para TwittearMorir a mi mismo, me lleva a entrar en ese río del Espíritu Santo hasta mis tobillos.
Daniel confesó no solo el pecado suyo, sino el de su pueblo y sus antepasados.
Debemos arrepentirnos y pedir perdón a Dios por los pecados hasta la décima generación atrás para cortar la maldición heredada.
El arrepentimiento reconoce nuestra condición tal y como es, tal y como se llama y reconoce la justicia y santidad de Dios junto a la obra redentora de Cristo en la cruz.
Arrepentirse es cambiar, por eso cuando no cambiamos es porque necesitamos un verdadero arrepentimiento.
Cuando oyeron esto, todos se sintieron profundamente conmovidos y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:—Hermanos, ¿qué debemos hacer?—Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo. En efecto, la promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los extranjeros, es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar.Hechos 2:37-39
Muchos no mueren a sí mismos porque son incapaces de reconocer que lo que hacen está mal.
Están tan amoldados a vivir en el pecado o en la carne, que necesitan aprender a evaluar sus vidas a la luz de La Palabra de Dios, no de sus propios criterios.
Jesús dijo que teníamos que hacernos como niños para ver el Reino de Dios.
Proverbios dice que es mejor un aprendiz que un sabelotodo y que se puede esperar más de un necio que de alguien que se cree muy sabio.
El agua hasta mis tobillos representa que lo primero que sucede al entrar al río del Espíritu es que mi manera de caminar en la tierra cambia y ahora dejo que Él decida hacia dónde va nuestra vida.
No puedes darte a Jesús por partes o eres de Él o no eres de Él. Clic para TwittearEntre más nos acercamos a Dios más evidentes son nuestras debilidades, para que Su gracia se haga más fuerte en nuestras vidas y podamos así vivir en la victoria que Jesús ya ganó.
Permite que Dios cambie tu manera de vivir profundamente.
Tener hábitos cristianos no te hace uno, el cristiano es aquel que le ha dado su vida a Jesús por completo. Clic para TwittearNo encontramos en la iglesia de los Hechos muchos cristianos a medias, de miles de creyentes solo unos 5 vivieron a medias y sufrieron terribles consecuencias.
Hoy tenemos muchos con tradiciones o costumbres cristianas pero niegan en su interior el señorío de Cristo que es lo importante.
Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad. ¡Con esa gente ni te metas!
2 Timoteo 3:1-5