Saber que produce nuestra adoración nos llevará a ser conscientes de cómo el vivir adorando puede impactar nuestra vida diaria y las personas a nuestro alrededor.
Recordemos que fuimos creados para adorar y eso es lo que hacemos todo el tiempo, es la esencia de nuestra vida diaria, es a eso a lo que nos dedicamos siempre, porque es más natural para el ser humano adorar que respirar.
Partamos de la definición que la adoración es una postura del corazón, que se manifiesta con expresiones emocionales, palabras y acciones.
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La adoración produce una atmósfera
La adoración se resume como aquello a lo que le damos más valor en nuestra vida. Compartir en XMe mostrarás la senda de la vida;En tu presencia hay plenitud de gozo;Delicias a tu diestra para siempre.Salmo 16
La adoración va mucho más allá de la música y tiene que ver más con aquello que consideramos más valioso, tanto como para darle el primer lugar en nuestra vida.
La adoración nace de un corazón entregado y rendido en devoción a Dios.
Cuando adoramos, la atmósfera alrededor cambia y nuestro corazón también, porque la presencia de Dios llena nuestras vidas en el ahora.
Una atmósfera se edifica con palabras, así que adorar requiere que esté involucrado todo nuestro ser, el corazón, la mente, las emociones, las palabras y las acciones.
Esta atmósfera de Su presencia creada cuando lo adoramos produce que Dios invada nuestra realidad en la vida diaria.
Cada vez que lo adoramos en las situaciones de la vida diaria, lo estamos invitando a introducirse para llenar la situación en el ahora con Su amor y Su poder, con Su realidad.
La adoración produce manifestación del poder de Dios
Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo…
Hechos 5
La atmósfera creada al adorar a Dios hace que Él habite en nosotros y Dios es sobrenatural, donde Él habita lo sobrenatural simplemente sucede, pues esa es Su naturaleza.
Cuando permanecemos adorando a Dios, el ámbito espiritual se abre y nos hacemos conscientes de Su presencia. Como resultado portamos un cambio en la atmósfera, una manifestación de Dios en el ahora.
Mientras más adoramos, más comunión tenemos con Dios y nos parecemos más a Jesús, ya que nos convertimos en aquello que adoramos.
Los apóstoles y cristianos en la antigüedad podían manifestar tanto poder de Dios porque vivían en una devoción constante por Jesús, al punto que estaban dispuestos a darlo todo por Él, porque lo consideraban lo más valioso en sus vidas.
Dios respalda con poder a quien está realmente comprometido por amor, unido a Su corazón y Sus propósitos. Compartir en XCuando tenemos el corazón anclado en la presencia de Dios, nada en este mundo nos hará desmayar, porque lo que nos motiva no es la bendición o el milagro, sino un amor genuino por Él.
Por esto los apóstoles salieron felices luego que los azotaron por hablar de Jesús. Esto es adoración, devoción por Él aun por encima de las circunstancias que vivimos, aunque sean injustas.